Tampoco los visitantes logran quedar impasibles cuando visitan la ermita, desde cuyo exterior pueden contemplar una vista panorámica de las playas de Santa Cristina y Cala Treumal, ambas ubicadas bajo el montículo sobre el que se edificó el emblemático templo. Viajar a Lloret de Mar supone conocer pequeños rincones que son preciosos en sí, y que además permiten observar el impresionante paisaje de acantilados, arena y rocas bañadas por las olas que forma la Costa Brava. Y esto es precisamente lo que ofrece este lugar sagrado para los habitantes de la ciudad.
Tan importante es la Ermita de Santa Cristina, que año tras año se celebran en Lloret de Mar unas fiestas en su honor en torno al 24 de mayo, día en que se celebra su onomástica. De este modo, su vínculo con marineros, pescadores y todos los habitantes del municipio de la comarca de La Selva es irrompible: la santa viene venerándose durante siglos, y su relación con el entorno que rodea al templo es tan fuerte como la piedra que lo sustenta.
Construcción e historia de la Ermita de Santa Cristina
Aunque la ermita actual data del siglo XVIII; se sabe que las primeras noticias que aparecieron acerca de la misma provienen del año 1376; lo que demuestra la antigüedad de la admiración que sienten los habitantes de Lloret de Mar por Santa Cristina. El templo es de un estilo neoclásico, que evoca predominantemente a la arquitectura grecoromana.
Algunas de las características más importantes del templo son su altar mayor; fabricado en Italia con mármol de diferentes colores, y un gran retablo de autor desconocido proveniente de la Escuela Toscana; donde se representa la muerte de la santa. Situada en las inmediaciones del camino que lleva su mismo nombre; la ermita construida en una sola nave; presenta dos capillas laterales que, a pesar de estar unidas a la central, hacen las veces de diferentes pasillos.
Relación de los lloretenses con Santa Cristina
Como hemos señalado, son varios los puntos del pueblo que se han denominado con el nombre de la mártir; pero la relación de los ciudadanos de Lloret de Mar con ella va mucho más lejos de los simples bautismos; empezando por la propia construcción del templo. Muchos de los habitantes de la localidad catalana aportaron sustento económico; llegando a pagar la edificación al completo, y contando además con el trabajo de quienes no podían aportar dinero, en sus días libres.
Otra de las muestras de la inmensa veneración que sienten por Santa Cristina; se puede observar en el propio interior de la sacristía del templo; donde están expuestas numerosas miniaturas de barcos que los marineros ofrecían a la santa como exvotos; muchos de los cuales a día de hoy han alcanzado un valor incalculable.
Por último; también son de un valor incalculable las reliquias de Santa Cristina; que obtuvieron en su día los lloretenses, y de las que únicamente conservan el cráneo y un pequeño hueso que se transporta cada año en la procesión marítima para celebrar las fiestas; una revuelta en 1936 supuso la desaparición de una costilla y el fémur, también patrimonio del municipio. El 24 de julio, además de la mencionada procesión; tiene lugar el desayuno de la hermandad de pescadores bajo el árbol conocido como el Pi Centenari; otro de los emblemas de la ciudad.